En el número 8 de Mansiegona (2013) publicamos un artículo titulado La Huerta de Marojales: Breve historia de una pequeña aldea.

Como se explica en el citado reportaje, la Huerta de Marojales fue una dehesa perteneciente a la poderosa ciudad de Cuenca que, incapaz de controlar a los lugareños que cultivaban su fértil vega, optó por ponerla a subasta, coincidiendo con los tiempos en que las leyes de desamortización del S. XIX exigían liberar propiedades dependientes de lo que llamaron manos muertas, osea, de los viejos estamentos.

La Huerta se compró por un vecino de Cañizares, Manuel Méndez, que debió actuar en representación del pueblo. A partir de entonces, siempre fue una aldea de Cañizares, sin término ni jurisdicción propia.

Llegó a tener, a lo largo de su vega –o de su huerta- varios núcleos de población, de forma parecida a lo que sucedía en Vega del Codorno, solo que aquí los arrambló el movimiento migratorio de los años 60 del siglo pasado.

Hoy, no obstante, aún mantiene un puñado de vecinos.

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